Atahualpa fue el decimotercero gobernante inca, y aunque tuvo sucesores nombrados por los españoles es considerado como el último emperador incaico. Nació en 1500; sin embargo, el lugar de su nacimiento es aún incierto.
Cuando Huáscar se coronó en Cuzco
como emperador le causó mucha preocupación la simpatía de su hermano
con el ejército, motivo por el cual le ordenó que se presentara en
Cuzco. Atahualpa, convencido por sus generales de que si iba sería
muerto, decidió organizar un ejército norteño y se declaró Inca en la
ciudad de Quito. De esta manera se dio inicio a la famosa guerra civil inca.
Logró vencer a Huáscar en 1532 en Quipaypan, cerca de Cuzco, tras lo cual Atahualpa se proclamó Inca o emperador, después de haber ganado la guerra se dirigió de inmediato a Cajamarca para conocer y capturar a la fuerza a los españoles(
unos 150), Atahuallpa con una comitiva de 70000 a 200000 personas.
Después de un inesperado ataque español fue hecho prisionero por Francisco Pizarro.
En prisión mantuvo algunos privilegios: se le permitió seguir
administrando el imperio, aprendió a leer y escribir, también mantuvo
una relación amistosa con Francisco Pizarro.
En prisión, Atahualpa ofreció a cambio de su liberación llenar dos habitaciones de plata y una de oro "hasta donde alcanzara su mano",
los españoles aceptaron y de inmediato se mandó la orden a todo el
imperio inca de que enviasen la mayor cantidad posible de oro y plata
hacia Cajamarca. Después de cumplir su parte los españoles lo sentenciaron a muerte por idolatría, fratricidio, conspiración, asesinato poligamia, incesto y robo.
Se le concedieron las dos últimas opciones: ser bautizado como
cristiano y luego ahorcado o ser quemado vivo. Al escoger la primera
opción fue bautizado con el nombre cristiano de Francisco. Se cree que Francisco Pizarro lloró su muerte.
Fue ejecutado el 26 de julio de 1533. La noticia de su muerte originó una gran anarquía, muchas etnias sometidas por los incas se sublevaron e intentaron recuperar su independencia. Fué enterrado en la iglesia de Cajamarca pero unos días después su
cadáver desapareció misteriosamente; probablemente sus súbditos lo
rescataron para momificarlo y enterrarlo junto con sus antepasados.
Tras su muerte, muchos incas partidarios de Huáscar (como Manco Inca) se unieron a los españoles para derrotar a Chalcuchimac, Quisquis y los demás partidarios de Atahualpa.
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