La piedra de Rosetta es parte de una antigua estela egipcia de granodiorita con texto grabado que proveyó la clave para el entendimiento moderno de los jeroglíficos egipcios. La inscripción registra un decreto que fue expedido en Menfis en el año 196 antes de Cristo, en favor del rey Ptolomeo V. En el decreto aparecen tres textos: el superior consta de 14 renglones escritos en antiguos jeroglíficos egipcios, el texto medio consta de 32 renglones en egipcio demótico y el texto inferior consta de 53 renglones en griego antiguo. Sus dimensiones son: 112,3 cm de alto (máximo), 75,7 cm de ancho, 28,4 cm de grosor.
Su hallazgo constituye una de las más importantes actividades arqueológicas de la historia de la lengua egipcia y, por extensión, de las lenguas antiguas. Fue descubierta el 15 de julio de 1799 por el capitán francés Pierre-François Bouchard en el pueblo egipcio del delta del Nilo denominado Rosetta , cuando las tropas capitaneadas por Napoleón Bonaparte se encontraban en lucha contra las de Gran Bretaña en las tierras de Egipto.
El texto escrito en griego antiguo comienza así: «El nuevo rey, habiendo recibido el reino de su padre...». Narra una sentencia de Ptolomeo V, describiendo varios impuestos que había revocado, ordenando además que la estela se erigiese y que el decreto fuese publicado en el lenguaje de los dioses (jeroglíficos) y en la escritura de la gente (demótica).
La piedra iba a ser transportada a Francia por los miembros del Instituto de Egipto, pero los ejércitos ingleses, que habían desembarcado en la primavera de 1801, la confiscaron como botín de guerra, pese a las enardecidas protestas de Étienne Geoffroy Saint-Hilaire ante el general británico Hutchinson. La piedra de Rosetta se exhibe actualmente en el Museo Británico de Londres desde 1802.
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