El primer televisor fue presentado el 26 de enero de 1926 por John Logie Baird, un ingeniero y físico escocés.
En 1922 investigó la posibilidad de transmitir imágenes a distancia, en 1924 consiguió transmitir la imagen parpadeante de una cruz de Malta y en el 26 de enero de 1926, realizó en Londres la primera demostración pública de su sistema ante un grupo de científicos: su muñeco, la vieja marioneta Bill, fue el primer ser en aparecer en una pantalla de televisión. La imagen tenía una resolución de apenas 25 líneas y era diminuta, pero el rostro era perfectamente reconocible.
El sistema era muy sencillo: un disco de Nipkow (disco plano y circular con una serie de pequeñas perforaciones dispuestas en forma de espiral desde el centro hacia el exterior) giratorio recibe la imagen de una lente; por el foco de ésta pasan los distintos agujeros que han sido realizados, en espiral, en el disco: cada uno de los distintos agujeros van a formar, con su giro, un arco de exploración (o línea, en el lenguaje moderno) el cual cae encima de una célula de selenio. Según la intensidad (o brillo) de cada una de las partes de la imagen dicha célula emite mayor o menor cantidad de corriente, la cual será remitida (por cable o radioondas) a un receptor.
El sistema de recepción (o receptor de televisión, en el lenguaje moderno) es similar: un disco perforado en espiral gira delante de una lamparita de neón en sincronismo con la señal recibida; según sea mayor o menor la intensidad de la señal la lamparita brillará con distinta intensidad de brillo. El disco, al girar, crea líneas de imagen las cuales, por persistencia retiniana, forma la imagen en movimiento. El receptor cuenta, además, con un reóstato cuya misión es hacer que el disco gire a mayor o menor velocidad: con ello se consigue que la imagen se forme en perfecta sincronía con el emisor evitando el parpadeo de la misma.
Hooooolu!!!, me encanta lo q acabo de leer, me exita mucho!
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