Ante los ataques de los piratas mallorquines, los mercaderes de Barcelona, Tarragona y Tortosa pidieron ayuda al monarca para acabar con la amenaza. Así, en una reunión de Barcelona le ofrecieron sus naves, mientras que los nobles catalanes acordaron participar en la empresa a cambio del botín y dominios territoriales.
Aunque un grupo de caballeros aragoneses tomó parte en la campaña debido a sus obligaciones con el rey, la conquista de Mallorca sería una empresa fundamentalmente catalana. El 5 de septiembre de 1229, la escuadra catalana, compuesta por 155 naves, 1.500 caballeros y 15.000 soldados, zarpó de Tarragona, Salou y Cambrils, para conquistar Mallorca a Abú Yahya, el gobernador almohade semiindependiente de la isla.
Las tropas aragonesas desembarcaron en Santa Ponsa y vencieron a los musulmanes en la batalla de Portopí. Los musulmanes se refugiaron tras las murallas de Palma (Madina Mayurqa) y crucificaron a varios soldados aragoneses a la vista de las tropas de Jaime. Éstas poco después tomaron y pasaron a cuchillo a la población de la ciudad (31 de diciembre de 1229) y se apoderaron de la isla, salvo un pequeño núcleo de resistencia musulmana que logró mantenerse en la sierra de Tramontana hasta 1232.
Mallorca se constituyó como un reino más de la Corona de Aragón bajo el nombre de regnum Maioricarum et insulae adyacentes, el cual obtuvo una carta de franquicia en 1230. La institución en 1249 del municipio de Mallorca (actual Palma de Mallorca) contribuiría a la institucionalización del reino.
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