Los miembros de ETA alquilaron un semisótano en el número 104 de la calle Claudio Coello; a partir de allí excavaron un túnel hasta el centro de la calzada, donde colocaron cerca de 100 kilogramos de Goma-2 que hicieron explotar el 20 de diciembre de 1973 al paso del coche de Carrero Blanco, quince minutos antes del inicio del juicio contra diez miembros del entonces sindicato clandestino Comisiones Obreras. Carrero Blanco era presidente del gobierno de España, y mas que probable sucesor del dictador Francisco Franco.
La explosión, que acabó con la vida de Carrero Blanco, fue tan violenta que el coche voló por los aires y cayó en la azotea de un edificio anexo a la iglesia donde había asistido a misa momentos antes. Su hija Ángeles, que siempre lo acompañaba, no lo hizo ese día, lo cual evitó más muertes. También fallecieron otras dos personas, el inspector de Policía, José Antonio Bueno Fernández, y el conductor del vehículo, José Luis Pérez Mogena.
Carrero Blanco, pese a haber sido advertido de la posibilidad de sufrir un atentado se negó a aumentar sus escasas medidas de seguridad; sus horarios y sus itinerarios eran invariables y el coche en el que se desplazaba no estaba blindado.
El objetivo del atentado, según indicaba el comunicado en el que ETA asumía su autoría, era intensificar las divisiones entonces existentes en el seno del régimen franquista entre los "aperturistas" y los "puristas". Según declaraciones posteriores de uno de los miembros del Comando Txikia, Carrero Blanco era "una pieza fundamental" e "insustituible" del régimen y representaba al "franquismo puro".
No hay comentarios:
Publicar un comentario