Irak invade Kuwait (1991)

Tras la cruenta guerra que enfrentó Irak a Irán, el dictador iraquí, Sadam Hussein, reclamó a las "petro-monarquías" árabes, como "precio por la sangre árabe derramada" en su lucha contra los iraníes, la condonación de su deuda externa, el aumento de su cuota de producción petrolífera y facilidades para crear un puerto de aguas profundas en territorio kuwaití.

Tras el fracaso de las negociaciones y mal informado de la actitud americana (el embajador estadounidense en Bagdad manifestó que un conflicto entre Irak y Kuwait sería considerado por Washington como un "problema bilateral"), el 2 de agosto de 1990 las tropas iraquíes invadieron Kuwait.

Los militares iraquíes ocuparon rápidamente el país, y Hussein declaró que Kuwait había dejado de existir, convirtiendo 19 ª provincia de Irak. Esto provocó fuertes objeciones de muchos países y las Naciones Unidas.

Las Naciones Unidas acordaron sanciones económicas contra Irak y exigieron su inmediata retirada de Kuwait. Irak se negó y el Consejo de Seguridad de la ONU en 1991 por unanimidad votaron a favor de una acción militar contra Irak. El Consejo de Seguridad, en virtud del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, adoptó la Resolución 678, que autoriza a los Estados miembros de la ONU a utilizar "todos los medios necesarios" para "restaurar la paz y la seguridad internacionales en el área." Los Estados Unidos, que tenían enormes intereses creados en el suministro de petróleo de la región del Golfo Pérsico, encabezó una coalición internacional en Kuwait e Irak.

Para Irak, Kuwait solo era una reclamación antigua, por sus reservas de petróleo, que eran atractivas para ellos. La guerra provocó una enorme catástrofe ecológica en sus aguas, que amenazó con un cambio de clima, no solo en la Península Arábiga, sino en todo el Sudeste asiático, y con terminar con la flora y fauna marina de la región. Al final de la guerra, se produjo una marea negra en toda la zona.