Los Reyes Católicos, particularmente la reina Isabel, deciden ayudar a
Colón en su proyecto de llegar a Asia por Occidente. El 13 de abril de
1492, Cristóbal Colón firma con los reyes las llamadas Capitulaciones de Santa Fe,
documentos por los cuales se autoriza y financia la expedición de
Cristóbal Colón a las Indias por el mar hacia occidente. Además se le
conceden a Colón una serie de prebendas y títulos, entre ellos:
Almirante, Gobernante, Virrey y 10% de las riquezas. También se firman
varias provisiones y cédulas para que ayuden a Colón en aquellas villas y
puertos de mar a las que se dirija Colón. Una provisión es dirigida a
la villa de Palos por una sanción impuesta a algunos de los vecinos de esta villa.
El 23 de mayo de 1492, a las puertas de la Iglesia de San Jorge de Palos, en presencia de Cristóbal Colón, fray Juan Pérez
y las autoridades locales, se da lectura a la Real Provisión, firmada
por los Reyes Católicos, en la que se ordenaba a ciertos vecinos de la
villa palerma poner a disposición de Colón dos carabelas totalmente
armadas y aparejadas.
La marinería de la zona, que no era obligada por la real
provisión, no estaba dispuesta a formar parte de la expedición con un
desconocido, como lo era Colón para aquellos hombres. Independientemente
de la mayor o menor credibilidad de las ideas colombinas, los hombres
de Palos nunca secundarían al genovés a no ser que le acompañara algún navegante respetado en la villa.
Gracias a la ayuda de los franciscanos del monasterio de La Rábida y a Pero Vázquez de la Frontera, viejo y respetado marino de la zona, Colón conoce a Martín Alonso Pinzón,
rico armador y líder natural de la zona gracias a sus muchas
navegaciones tanto por el atlántico como por el mediterráneo, y por los
que había amasado fortuna y fama. Martín Alonso desde aquel momento comienza una
enérgica campaña en favor de la empresa. Contrata dos naves, la Pinta y la Niña, ya que sabía que eran muy veleras y "aptas para el oficio de navegar" porque las tenía arrendadas, y aporta de su hacienda personal, medio millón de maravedís, la tercera parte de los gastos en metálico de la empresa. Convence a sus hermanos Francisco y Vicente, además de a los hermanos Niño,
destacada familia marinera de Moguer, con los cuales se consigue animar
y enrolar a toda la marinería necesaria para la empresa, hombres de
Palos, del vecino Moguer, de Huelva, del resto de la comarca
e incluso de fuera de Andalucía. Marinería que ahora sí se arriesgaba a
aquella navegación, ya que el hecho de que Martín Alonso Pinzón, con
sus hermanos y con los Niño, estuvieran a la cabeza de dicha armada era una garantía para los hombres de la zona.
Ultimados los preparativos la expedición parte del puerto de Palos de la Frontera, el 3 de agosto de 1492. La escuadra colombina estaba formada por las carabelas Pinta, Niña y la nao Santa María. La Pinta y la Niña
fueron elegidas por los hermanos Pinzón y costeadas por el concejo de
Palos, en cumplimiento de la anteriormente citada real provisión. La
tripulación estaba formada por unos 90 hombres aproximadamente.
La expedición se dirigió hacia las Canarias, donde Colón visitó a Beatriz de Bobadilla y Ossorio,
gobernadora de La Gomera, y además en Gran Canaria se hicieron
reparaciones en la Pinta en el timón y en las velas. Finalizadas las
reparaciones, desde la isla de Gomera continuaron su travesía por el Atlántico el 6 de septiembre.
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