Para 1945 los japoneses habían sufrido una cadena de derrotas consecutivas durante casi dos años, en el suroeste del Pacífico, la campaña de las Marianas, y la campaña de las Filipinas. En julio de 1944, tras la pérdida de Saipan, el general Hideki Tojo fue sustituido como primer ministro por el general Kuniaki Koiso, que declaró que las Filipinas serían el escenario de la batalla decisiva. Cuando los japoneses perdieron las Filipinas, Koiso fue sustituido por el almirante Kantarō Suzuki. Durante la primera mitad de 1945, los Aliados capturaron las islas cercanas de Iwo Jima y Okinawa. De hecho, Okinawa se convertiría en un punto de concentración y aprovisionamiento para la invasión de Japón.
A Tokio llegaron informes detallados de la escala de destrucción sin precedentes de Hiroshima, pero pasaron dos días antes de que el gobierno se reuniera para considerar la nueva situación. Mientras tanto, en cuanto supo sobre el bombardeo atómico, Stalin decidió proceder contra Japón de acuerdo con el plan original de los soviéticos.
A las 04:00 del 9 de agosto llegaron a Tokio noticias de que la Unión Soviética había roto el Pacto de Neutralidad, declarado la guerra a Japón y comenzado la invasión de Manchuria.
El Consejo Supremo se reunió a las 10:30. Suziki, que acababa de llegar de una reunión con el emperador, dijo que era imposible continuar con la guerra. Togo Shigenori dijo que no podían aceptar los términos de la Declaración de Potsdam, sino que necesitaban garantías sobre el cargo del Emperador. En mitad de la reunión, poco después de las 11:00, llegaron noticias de que Nagasaki, en la costa oeste de Kyūshū, había sido alcanzada por una segunda bomba atómica. Al terminar la reunión, los Seis Grandes estaban divididos tres a tres. Suzuki, Tōgō, y el almirante Yonai apoyaban la condición adicional a Potsdam que proponía Togo, mientras que los generales Anami, Umezu y el almirante Toyoda insistían en tres términos más que modificaban Potsdam: que Japón controlaría su propio desarme, que Japón se ocuparía de cualquier criminal de guerra japonés y que no habría ninguna ocupación de Japón.
El gabinete completo se reunió el 9 de agosto a las 14:30, y pasó casi todo el día debatiendo sobre la rendición. Al igual que los Seis Grandes, el gabinete quedó dividido, sin que ninguna de las posturas de Togo o Anami atrajera a la mayoría. El 13 de agosto aún no se había alcanzado ningún acuerdo, y los aliados esperaban respuesta. En consecuencia, en el mayor bombardeo de la Guerra del Pacífico, más de 400 B-29 atacaron a Japón durante el día del 14 de agosto, y más de 300 durante la noche.
En una conferencia con el gabinete y otros consejeros, Anami, Toyoda y Umezu volvieron a insistir en continuar con la lucha, tras lo cual el Emperador dijo:
He escuchado detenidamente todos los argumentos presentados en oposición a la opinión de que Japón debería aceptar la respuesta de los aliados tal y como está y sin mayor clarificación o modificación, pero mis pensamientos no han sufrido ningún cambio[...] Para que el pueblo pueda conocer mi decisión, os pido que preparéis de inmediato un rescripto imperial para que pueda retransmitirlo a la nación. Finalmente, apelo a cada uno de vosotros para que se esfuerce al máximo para que podamos enfrentarnos a los difíciles días que nos aguardan.
El gabinete se reunió de inmediato y ratificó unánimemente los deseos del Emperador. También decidieron destruir grandes cantidades de material sobre asuntos relativos a crímenes de guerra y responsabilidad de los principales líderes del país. Justo después de la conferencia, el ministro de exteriores transmitió órdenes a sus embajadas en Suiza y Suecia para que aceptaran los términos de rendición de los aliados. Estas órdenes fueron recibidas en Washington a las 02:49 del 14 de agosto de 1945.
El texto del Rescripto Imperial estaba terminado a las 19:00, transcrito por el calígrafo oficial de la corte, y llevado hasta el gabinete para su firma. Alrededor de las 23:00, el emperador, con la ayuda de un equipo de grabación de la NHK, hizo una grabación de gramófono en la que leía el Rescripto Imperial de rendición.
La rendición formal tuvo lugar el 2 de septiembre de 1945, cuando varios representantes del Imperio de Japón firmaron el Acta de Rendición de Japón en la Bahía de Tokio a bordo del USS Missouri.