La Batalla del Puente de Stirling fue una de los enfrentamientos más importantes de la Guerra de la Independencia de Escocia, entre escoceses e ingleses. El 11 de septiembre de 1297 las fuerzas de Andrew de Moray y William Wallace derrotaron a los ingleses comandados por John de Warenne, VII conde de Surrey y Hugh de Cressingham, éstos en superioridad numérica.
Aunque Escocia había sido invadida por el ejército inglés en 1296 en la Batalla de Dunbar, el país había sido sorprendido más que aplastado. Hacia la primavera de 1297 las primeras chispas de rebelión se hicieron notar con William Wallace al frente de ella. Sus esfuerzos en el sur por animar a la población a las armas fueron imitados por Andrew de Moray en el norte. Algunos de los nobles escoceses también tomaron las armas, pero la mayor parte, debido a la desunión política, acataron las condiciones de no agresión de los ingleses.
Con la mayoría del norte de Escocia en manos de los rebeldes, John de Warenne, que controlaba aquella zona después de la invasión, tuvo que huir por el peligro que se cernía sobre él. Se unió a Hugh de Cressingham el tesorero, y juntos formaron un ejército de infantería y caballería, llegando a Stirling a principios de septiembre. Wallace y Moray llegaron desde el sur para reunirse con ellos, y tomaron una posición al pie de la abadía de Cambuskenneth, muy cerca del río Forth
El puente de Stirling servía como enlace entre el norte y el sur del país. En vista de lo que sucedió en Dunbar en el año anterior, en donde los caballeros ingleses destrozaron al ejército escocés en campo abierto, Wallace propuso que su ejército, principalmente infantería, esperase a un lado del río para que el ejército inglés tuviese que pasar por el puente para llegar hasta ellos. Los escoceses estaban en absoluta inferioridad numérica.
James Stewart, lugarteniente de William Wallace propuso a Warenne que abandonara su actitud de ataque, a lo que el inglés le respondió con una carcajada. Los ingleses disponían de 25.000 soldados de infantería y 600 caballeros acorazados, mientras los escoceses contaban con unos 7.000 hombres de infantería y 150 de caballería. El puente de Stirling solo tenía una anchura para que dos jinetes de la caballería pesada inglesa pudieran pasar parejos. Cuando los caballeros ingleses fueron al ataque hacia los escoceses, Wallace, ante el ímpetu de sus soldados, tuvo que relajarlos y pedir que esperaran a que el enemigo viniera. Mientras, Moray y sus jinetes se habían posicionado en uno de los flancos ingleses al otro lado del río. Wallace dio la orden de ataque. Primero los arqueros dispararon una lluvia de flechas hacia los jinetes ingleses, en el momento en que Moray embestía contra el ejército inglés partiéndolo en dos y dejando a unos 5.000 infantes y jinetes enemigos aislados. Wallace y sus guerreros salieron en tromba hacia los ingleses aislados y con sus claymore (gigantes espadas escocesas de 1,60 metros aproximadamente) los destrozaron; incluso desmontaron a muchos y los arrojaron al río, ahogándose rápidamente por el peso de sus armaduras. Warenne envió refuerzos, pero esto provocó que el puente cediera bajo el exceso de peso, llevándose a cientos de ingleses al agua que murieron ahogados, entre ellos, Cressingham. Los escoceses lanzaron un nuevo contraataque que causó la retirada inglesa, y el final de una batalla victoriosa para William Wallace y para Escocia.
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