El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia, usando el pretexto de un ataque polaco simulado en un puesto fronterizo alemán. La llanura polaca ofrecía una ventaja para el desplazamiento de los blindados alemanes, aunque los bosques y las carreteras mal construidas eran problemas que hacían más arduo el avance. Alemania avanzó usando la blitzkrieg ('guerra relámpago'). El Reino Unido y Francia le dieron dos días a Alemania para retirarse de Polonia. Una vez que pasó la fecha límite, el 3 de septiembre, el Reino Unido, Australia, y Nueva Zelanda le declararon la guerra a Alemania, seguidos rápidamente por Francia, Sudáfrica y Canadá.
La invasión de Polonia fue una acción militar encaminada a anexionarse el territorio polaco. Esta fue la primera de las agresiones bélicas que la Alemania de Hitler emprendería, y fue también el detonante para que estallara la Segunda Guerra Mundial. El ejército polaco fue fácilmente derrotado, al no poder hacer frente a las superiores tropas germanas que estaban usando su famosa técnica llamada Blitzkrieg ('Guerra relámpago'), basada en el movimiento rápido de los blindados y la máxima potencia de fuego brutalmente aplicada. No obstante, la caída de Polonia sería acelerada por la posterior invasión por la Unión Soviética el 17 de septiembre y la ausencia de ayuda de sus aliados Reino Unido y Francia.
La caída de Polonia significaría la caída abrupta de los estándares de vida de sus ciudadanos, especialmente de los polacos judíos, muriendo un 20% de la población polaca existente antes de la invasión durante la ocupación.
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