La masacre de Beslán tuvo lugar el 3 de septiembre de 2004, dos días después de que un colegio de Beslán, en Osetia del Norte (Rusia), fuera tomado por terroristas musulmanes armados, supuestamente una combinación de chechenos e ingusetios, entre otros. Ese día se produjo un tiroteo entre los secuestradores y las fuerzas de seguridad rusas, dejando un saldo de más de 370 muertos (171 de ellos niños), unos 200 desaparecidos y cientos de heridos.
A las 09:30 del 1 de septiembre de 2004, un grupo de unas 30 personas armadas llegó en camiones militares e irrumpió en el Colegio de Enseñanza Media Número Uno, cuyos alumnos tienen entre 7 y 18 años. La mayoría de los atacantes llevaba pasamontañas negros y unos cuantos llevaban cinturones explosivos. Tras un tiroteo con la policía en el que murieron cinco agentes, los atacantes se apoderaron del edificio, tomando como rehenes a 1181 personas, la mayoría menores. Unos cincuenta rehenes consiguieron huir en el ataque inicial. Hubo confusión sobre el número de rehenes que había en el colegio: el gobierno sostenía que había algo más de 350, pero otras fuentes elevaban ese número a 1500. Más tarde, se oyeron varios disparos provenientes del edificio, que algunos pensaron que eran para intimidar a las fuerzas de seguridad rusas. Más tarde se reveló que los atacantes habían matado a veinte hombres adultos tomados como rehenes y habían tirado sus cuerpos fuera del edificio ese mismo día.
Por la tarde del 3 de septiembre, los secuestradores aceptaron la entrada de un equipo médico para que retiraran los cadáveres del exterior del colegio. El equipo empezó a aproximarse a la escuela, pero en unos segundos, sobre las 13:04, los secuestradores abrieron fuego y se oyeron dos fuertes explosiones. Dos trabajadores del equipo médico murieron y los demás se pusieron a cubierto. Parte del gimnasio se hundió, lo que permitió huir a un grupo de unos treinta rehenes, pero los secuestradores les dispararon; algunos de los fugitivos murieron.
En ese momento. las fuerzas especiales rusas activaron su plan de acción inmediato de asaltar el colegio para rescatar a los que quedaron en el interior. Estalló una batalla caótica mientras las fuerzas especiales intentaban entrar en la escuela al tiempo que protegían la huida de los rehenes. La contundencia de la intervención fue enorme; además de las fuerzas especiales, también participó el ejército regular y tropas del Ministerio de Interior, así como helicópteros de combate y, por lo menos, un tanque. Muchos civiles también se unieron a la batalla portando sus propias armas. Parece muy probable que algunos de los muertos lo fueran a causa del denominado fuego amigo.
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