La versión oficial de los aliados, que concuerda con la de su secretaria Traudl Junge, indica que Hitler renunció a intentar huir de Berlín y se suicidó con un tiro de pistola y, al mismo tiempo, ingiriendo una cápsula de cianuro en su Führerbunker, a 15 m de profundidad en el subsuelo del edificio de la Cancillería en Berlín, junto a su nueva esposa Eva Braun y rodeado de unos pocos incondicionales, el 30 de abril de 1945, cuando el Ejército Rojo, dirigido por el mariscal Georgi Zhúkov, tomaba Berlín y se encontraba a menos de 300 m del búnker.
Aquel día, Hitler almorzó en compañía de sus secretarias e hizo matar a su perra Blondie, para probar si la cápsula de cianuro era efectiva.. Luego dio a su ayudante Otto Günsche instrucciones estrictas sobre la cremación de su cuerpo y el de su esposa. Hitler se retiró a eso de las 16 horas junto con Eva Braun a su despacho privado contiguo a la sala de mapas y Otto Günsche se paró frente al despacho esperando el momento de entrar; le acompañaba Linge, el jefe de personal. Se sintió un disparo ahogado y Günsche esperó unos 15 minutos de acuerdo a instrucciones; posteriormente Linge ingresó a la habitación de dos ambientes. Hitler estaba recostado a un extremo del sofá con un tiro en la sien, con salida de proyectil, de la cual aún manaba sangre, su boca tenía una grotesca mueca. Eva Braun se bastó con el cianuro para poner fin a su vida.
Linge siguió a Günsche al entrar al compartimiento de Hitler, y una vez confirmada su muerte, levantó los cuerpos envueltos en una alfombra y los sacó al patio trasero de la Cancillería, en unos momentos en que llovían obuses rusos por doquier.
Günsche depositó ambos cuerpos en un orificio de obús, los roció con unos 200 l de gasolina y les prendió fuego. Unos obuses que cayeron cerca impidieron a la comitiva esperar a que los cuerpos se consumieran del todo, ya que volvieron precipitadamente al bunker.
Su muerte se puso en duda durante mucho tiempo, creándose toda suerte de mitos. Los rusos confirmaron inicialmente en 1955 la muerte de Hitler, pero no se mostraron evidencias muy sustanciales, salvo algunos detalles odontológicos, lo que confirmaba a pesar de todo que los rusos tenían los cuerpos.
El Hundimiento, película alemana estrenada en 2005 recrea con gran fidelidad los últimos dias de la vida de Hitler en su bunker.
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