El Bombardeo de Guernica (Operación Rügen) fue un ataque aéreo realizado sobre esta simbólica población vasca el 26 de abril de 1937, en el transcurso de la Guerra Civil Española, por parte de la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana, que combatían en favor de los sublevados. Las estimaciones actuales de víctimas cifran los fallecidos en un rango que abarca de los 120 a los 300 muertos, 126 según el estudio más reciente y exhaustivo.
El de Guernica no fue el primer bombardeo en alfombra con el objetivo de destruir una ciudad, pues de hecho constituía un objetivo militar vital en ese momento (cortar la retirada y aprovisionamiento de las tropas del frente popular en la campaña de Vizcaya). Sin embargo, gracias a la falsa calificación como "ataque a la población civil", la repercusión internacional que alcanzó este bombardeo unido a su utilización propagandística, ha hecho que sea una masacre mundialmente conocida y considerada como un icono antibélico. Debido a ello, la tragedia fue instrumentalizada por ambos bandos y mitificada con fines propagandísticos. En un principio los sublevados atribuyeron la destrucción de la ciudad a los republicanos, como había sucedido en Éibar e Irún, pero pronto se reveló al mundo la realidad de los hechos debido a la presencia en Bilbao de varios periodistas ingleses de importancia como George Steer (The Times). El gobierno de Juan Negrín utilizó el bombardeo como insignia del antifranquismo, adaptando Pablo Picasso uno de sus cuadros para la Exposición Internacional de París de 1937. Esta obra se convertiría en uno de los iconos más sobresalientes de la pintura del siglo XX y del antibelicismo.
El ataque empezó a las 4.30 de la tarde. Aunque posteriormente se dijo que el objetivo de la operación era la simple voladura de un puente, el hecho real es que tanto el puente como una fábrica de armas, situada en las afueras de la población, resultaron intactos, siendo muy improbable que las bombas lanzadas a 3.600 metros de altura impactaran en un puente de 15 metros y habida cuenta de que los aviones cargaban además bombas incendiarias. Sin embargo, el ataque fue devastador: los bombarderos lanzaron una gran cantidad de bombas medianas de 250 kg, livianas de 50 kg y más de tres mil proyectiles incendiarios de aluminio de 1 kg sobre el casco urbano de la ciudad. Los cazas Heinkel He 51, entretanto, disparaban en vuelo rasante a las tropas que huían del lugar.
La destrucción fue tan grande que provocó un intenso humo, por lo que los últimos bombarderos, al no poder ver los objetivos, descargaron las bombas a ciegas. A las 7.30 de la tarde terminó el ataque, no pudiéndose apagar totalmente el incendio hasta el día siguiente, en gran parte debido a la inexistencia de un parque de bomberos (que los dirigentes nacionalistas vascos consideraban innecesario).
Nunca ha llegado a saberse cifras oficiales de víctimas ni existen datos fiables sobre el número exacto, pues la propaganda de entonces, impulsada por periódicos ingleses, quería dar una imagen "de lo que iba a ocurrir con Hitler en el futuro", exagerando el número de víctimas y elevándolos incluso a tres mil. Siguiendo esta línea, el autor Hugh Thomas dice que las versiones hablan de entre cien y mil seiscientos, estimando que la cifra más probable sea de mil muertos. Sin embargo, los datos más actuales apuntan entre 250 y 300 muertos. Los historiadores de la asociación "Gernikazarra" Vicente del Palacio y José Ángel Etxaniz estiman que hubo 126 fallecidos.
El bombardeo de Guernica se ha convertido en un símbolo de los horrores de la guerra para todo el mundo. El hecho tuvo un gran impacto en su época, inspirando a Pablo Picasso su más famoso cuadro, el Guernica, que expuso por primera vez en el pabellón de España en la Exposición Internacional de París de 1937, y al ilustre escritor Blas de Otero que escribió un poema del mismo nombre, como también la chilena y premio Nobel de Literatura Gabriela Mistral, que escribió un poema titulado Árbol de Guernica. Las mismas tropas carlistas, que entraban ilusionadas en la villa retomada, recibieron un mazazo al comprobar el estado de la histórica villa y corrieron en busca del árbol donde se juraron los fueros. Este es uno de los motivos que se intentara no desmoralizar a la tropa tradicionalista para no perderla y se levantara una cortina de humo y de distintas versiones que explicaran lo ocurrido.
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