El 7 de abril de 1968, durante una carrera de Fórmula 2 en el circuito Hockenheimring en Hockenheim, (Alemania) Jim Clark murió después de que su automóvil se saliese de la pista y chocara contra los árboles. Las causas del accidente nunca fueron definitivamente esclarecidas, sin embargo los investigadores sugieren como la posibilidad más factible, una súbita y repentina pérdida de presión neumática en una de las ruedas traseras. En circunstancias parecidas a la muerte de Ayrton Senna en 1994, su muerte causó gran impacto en el mundo de la competición automovilística. Clark era el mejor piloto y dominaba los campeonatos de la época con el mejor equipo de entonces. Lotus y Clark habían sido inseparables desde el principio. El campeonato de 1968 fue ganado por el compañero de equipo de Clark, Graham Hill (padre del luego también campeón Damon Hill).
A lo largo de su carrera Clark ganó 25 grandes premios y obtuvo la pole en 33 ocasiones. Clark se diferenciaba de los pilotos actuales de Fórmula 1 en su habilidad para conducir y ganar en cualquier tipo de vehículo. Su capacidad de pelear victorias conduciendo el sedan de producción Lotus Cortina era impresionante; corrió en la temporada Nascar en Estados Unidos para el equipo Holman & Moody; batalló con los caprichosos Lotus deportivos modelos 30 y 40; y hasta un Lotus de IndyCar Series en una carrera de montaña en Suiza.
Clark fue el mejor en una época en donde la habilidad nata y genialidad para conducir del piloto bajo cualesquiera circunstancias eran mucho más importantes que la tecnología y las asistencias externas. Se le consideraba un terrible piloto de pruebas, pues era capaz de acomodarse al auto y hacerlo parecer mejor de lo que en realidad era; al contrario de otros pilotos que probarían el auto por varias vueltas, haciéndole ajustes hasta conseguir el mejor tiempo posible, Clark lograba el mejor tiempo así en la manera como encontraba al auto, y le decía a los mecánicos "déjenlo, así está bien". Debido a esto se le hacía difícil entender cómo otros pilotos no podían ser igual de rápidos que él.
Cuando Clark falleció, se le atribuye al corredor Chris Amon el haber dicho "si esto le puede pasar a Clark, que esperanza podemos tener los demás". Hoy en día es consierado uno de los mejores pilotos de la historia de la Fórmula 1.
Clark está enterrado en el pueblo de Chirnside en Berwickshire.
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