"¿Por qué no te callas?" fue una frase pronunciada por el rey de España, Juan Carlos I, el 10 de noviembre de 2007, dirigida al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, ocurrida en Santiago de Chile.
El incidente tuvo lugar durante la última jornada de la Cumbre Iberoamericana, mientras intervenía el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, le interrumpía continua y repetidamente, habiendo calificado de fascista al expresidente del gobierno español José María Aznar y expresado que «una serpiente es más humana que un fascista». Cuando Rodríguez Zapatero exigió respeto para Aznar, siendo de nuevo interrumpido por Chávez, el rey Juan Carlos pronunció la famosa frase, instando a Chávez a callarse. La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, pidió no hacer diálogo, para que de esta forma el presidente Zapatero pudiera terminar su intervención.
El rey Juan Carlos I no se levantó ni retiró de la reunión antes de pronunciar la frase, sino que lo hizo luego y por otro motivo. Unos minutos después de la famosa frase, el rey de España realizó otro acto inusual, al retirarse de la cumbre mientras hablaba el presidente de Nicaragua, al parecer para expresar su disconformidad con la crítica que éste estaba realizando de las empresas españolas que actúan en ese país. En un tercer hecho inusual, la presidenta de Chile y anfitriona debió ir a buscarlo para pedirle que estuviera presente en el momento de la clausura. El rey español regresó a la ceremonia, pero luego volvió a retirarse y no estuvo presente durante la interpretación del Himno Nacional de Chile, que cerraba las deliberaciones.
A continuación se transcriben textualmente las palabras pronunciadas por los protagonistas:
Zapatero: Solamente quería, presidenta Bachelet, hacer una manifestación en torno a las palabras pronunciadas por el presidente de Venezuela, por el presidente Hugo Chávez en relación con el ex presidente del gobierno de España, con el señor Aznar, quiero expresar señor presidente Hugo Chávez que estamos en una mesa en la que hay gobiernos democráticos, que representan a sus ciudadanos en una comunidad iberoamericana que tienen como principios esenciales el respeto. Se puede estar en las antípodas de una posición ideológica, no seré yo el que esté cerca de las ideas de Aznar, pero el ex presidente Aznar fue elegido por los españoles, y exijo, exijo...
Chávez: Dígale a él que respete la dignidad de nuestro pueblo.
Zapatero: Exijo que...
Rey: ¡Tú!
Zapatero: Un momentín...
Chávez: Dígale lo mismo a él.
Zapatero: Exijo ese respeto, por una razón, además…
Chávez: Dígale usted lo mismo a él, presidente.
Zapatero: Por supuesto.
Chávez: Dígale lo mismo a él…
Zapatero: Por supuesto.
Chávez: Porque él anda irrespetando a Venezuela por todas partes, yo tengo derecho a defender.
Zapatero: Bien...
Rey: ¿Por qué no te callas?
Bachelet: Por favor, no hagamos diálogo, han tenido tiempo para plantear su posición. Presidente, termine.
Zapatero: Sí, un momentín.
Chávez: Yo no puedo aceptar esta posición del presidente Zapatero.
Zapatero: Presidente Hugo Chávez.
Chávez: Podrá ser español el presidente Aznar, pero es un fascista y es una falta de respeto.
Zapatero: Presidente Hugo Chávez, creo que hay una esencia en el principio del diálogo y es que para respetar y para ser respetado, debemos procurar no caer en la descalificación. Se puede discrepar radicalmente de las ideas, denunciar los comportamientos, sin caer en la descalificación. Lo que quiero expresar es que es una buena forma de poder trabajar entendernos en favor de nuestros pueblos, que nos respetemos, a los representantes democráticos, y pido —presidenta Bachelet— que esa sea una norma de conducta en un foro que representa a los ciudadanos, que respetemos a todos nuestros dirigentes, a todos los gobernantes y exgobernantes de los países que formamos esta comunidad. Creo que es un buen principio y deseo fervientemente que ése sea un código de conducta, porque las formas dan el ser a las cosas, y se puede discrepar radicalmente de todo respetando a las personas, ése es el principio para que uno luego pueda ser respetado. Estoy seguro de que toda esta mesa y todos los latinoamericanos quieren que todos los gobernantes democráticos [...] seamos respetados, hoy y mañana, aunque discrepemos profundamente de las ideas que tengamos.
Chávez: Dígale a él que respete la dignidad de nuestro pueblo.
Zapatero: Exijo que...
Rey: ¡Tú!
Zapatero: Un momentín...
Chávez: Dígale lo mismo a él.
Zapatero: Exijo ese respeto, por una razón, además…
Chávez: Dígale usted lo mismo a él, presidente.
Zapatero: Por supuesto.
Chávez: Dígale lo mismo a él…
Zapatero: Por supuesto.
Chávez: Porque él anda irrespetando a Venezuela por todas partes, yo tengo derecho a defender.
Zapatero: Bien...
Rey: ¿Por qué no te callas?
Bachelet: Por favor, no hagamos diálogo, han tenido tiempo para plantear su posición. Presidente, termine.
Zapatero: Sí, un momentín.
Chávez: Yo no puedo aceptar esta posición del presidente Zapatero.
Zapatero: Presidente Hugo Chávez.
Chávez: Podrá ser español el presidente Aznar, pero es un fascista y es una falta de respeto.
Zapatero: Presidente Hugo Chávez, creo que hay una esencia en el principio del diálogo y es que para respetar y para ser respetado, debemos procurar no caer en la descalificación. Se puede discrepar radicalmente de las ideas, denunciar los comportamientos, sin caer en la descalificación. Lo que quiero expresar es que es una buena forma de poder trabajar entendernos en favor de nuestros pueblos, que nos respetemos, a los representantes democráticos, y pido —presidenta Bachelet— que esa sea una norma de conducta en un foro que representa a los ciudadanos, que respetemos a todos nuestros dirigentes, a todos los gobernantes y exgobernantes de los países que formamos esta comunidad. Creo que es un buen principio y deseo fervientemente que ése sea un código de conducta, porque las formas dan el ser a las cosas, y se puede discrepar radicalmente de todo respetando a las personas, ése es el principio para que uno luego pueda ser respetado. Estoy seguro de que toda esta mesa y todos los latinoamericanos quieren que todos los gobernantes democráticos [...] seamos respetados, hoy y mañana, aunque discrepemos profundamente de las ideas que tengamos.
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