Hermann Wilhelm Göring fue un político y militar alemán, miembro y figura prominente del Partido Nazi, lugarteniente de Hitler y comandante supremo de la Luftwaffe.
Al finalizar la segunda guerra mundial en 1945, Göring es capturado por las fuerzas vencedoras en el castillo que le servía de prisión. Fue juzgado en los juicios de Núremberg por una infinidad de crímenes, entre ellos por crímenes contra la humanidad y conspiración de una guerra de agresión.
Durante los juicios de Núremberg, Göring fue el primero de los 24 acusados en tomar el banquillo. Göring además intentó subordinar a los demás convictos intentando erigirse como un líder de ellos, por lo que fue separado del resto.
Göring ya en vías de recuperarse de su adicción a la morfina, demostró estar en sus mejores momentos e intentó rivalizar con la inteligencia del Fiscal Robert H. Jackson, logrando en los primeros días del juicio causar en la prensa, una gran impresión de su persona y erigirse como un ideal ario emulando la retórica de Hitler.
Por un momento, Jackson pensó en declararse incompetente. Sin embargo, el fiscal poco a poco fue exhibiendo documentos y pruebas gráficas (películas), declaraciones de testigos y finalmente logró poner en jaque a Göring. La prueba más contundente y que finalmente hundió a Göring fue su participación en la llamada Conferencia de Wannsee, en la que se había establecido una aceleración para la Solución Final.
Pese a haberse defendido a sí mismo, como también al nazismo y al extinto Führer, las pruebas exhibidas y además reconocidas por el mismo Göring respecto a conspiración, promover acciones para favorecer la guerra y crímenes en contra de la humanidad, fueron contundentes. Al final del juicio, Göring estaba derrotado y solo respondía con monosílabos, verborrea o fingía no escuchar.
Finalmente fue condenado a pena de muerte por la horca, principalmente por ser promotor de crímenes contra la humanidad y también por ser, para los vencedores, una figura prominente del nazismo que se debía erradicar a toda costa de Alemania.
Justo a dos horas antes de ejecutarse la sentencia, Göring se suicidó ingiriendo una cápsula de cianuro de potasio el 15 de octubre de 1946. En su celda se encontró una carta en la que aseguraba que había sido el dueño de su propio destino. Nunca se supo cómo llegó el cianuro a sus manos, y es un misterio dada la extrema vigilancia a la que estaban sometidos los jerarcas nazis. Se sospechó de su mujer Emmy aunque también de que pudo haber sobornado a los guardianes.
Otras teorías son que Göring había escondido dos cápsulas de cianuro en unos frascos de crema para la piel ya que padecía de dermatitis. Se ha dicho también, que se hizo amigo del Teniente Jack G. Wheelis, del ejército estadounidense quien vigilaba a los prisioneros durante los juicios de Nuremberg, aparentemente Wheelis ayudó a obtener el veneno que estaba escondido entre los efectos personales de Göring que habían sido confiscadas por el ejército. En 2005, el ex soldado raso americano Herbert Lee Stivers afirmó que le dio Göring su "medicina", escondida dentro de una pluma estilográfica que le dio una mujer alemana con quien se había reunido y coqueteado. Stivers afirma que ignoraba lo que la "medicina" era en realidad.
Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas fueron arrojadas al río Isar.
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