En 1960, Frank Morris fue enviado a la Prisión de Alcatraz. Llevaba casi toda su vida cometiendo delitos, como asesinato, atracos a mano armada, y posesión de drogas. Su primer crimen lo cometió a los 13 años.
Nada mas llegar a Alcatraz, Morris empezó a planear su fuga. Tras observar la rejilla que servía de ventilación para las celdas, comprobó que tanto ésta, como la pared donde se encontraba embutida no eran muy sólidas. Advirtió enseguida que arrancando el cemento de alrededor podría quitarla, y agrandar el agujero lo suficiente como para poder pasar a través de él y llegar al pasillo de mantenimiento. Para lograr su propósito, fue ayudado por otros tres prisioneros y amigos: John Anglin, Clarence Anglin y Charlie Bath. Desde Mayo de 1962 estuvieron llevando a cabo todo lo necesario para la fuga. Cada uno de ellos, mediante utensilios como cortauñas y demás útiles comunes modificados, consiguieron extraer la rejilla y agrandar el agujero del respiradero para salir por él. Se las ingeniaron para confeccionar salvavidas, una balsa a partir de trozos de impermeables pegados y un conjunto de cabezas, réplicas de las suyas propias, elaboradas con papel cartón y pelo humano procedente de la barbería de la prisión, con las que confundirían a los guardias nocturnos colocándolas adecuadamente en las cama
La noche del 11 de junio de 1962 ejecutaron su plan. La fuga debía ser conjunta, en un grupo de al menos dos personas, ya que había algunos obstáculos que para superarlos era imprescindible la colaboración de un segundo miembro. Sin embargo, al llegar la hora de la fuga, Charlie Bath, arribó tarde hacia el punto de encuentro, y viendo que sus compañeros ya se habían marchado, se vio obligado a retornar hacia su celda.
Tras salir al pasillo de mantenimiento, los fugados accedieron al tejado de la prisión a través de una salida de ventilación. Una vez en el exterior, anduvieron a hurtadillas por el tejado hasta llegar a uno de sus extremos, descendieron por las cañerías bajantes de la fachada y llegaron al suelo. Seguidamente, tuvieron que saltar por encima de varias cercas metálicas muy altas, para, al fin, conseguir salir del recinto y llegar a la orilla del mar. Una vez allí hincharon la balsa con un acordeón y un sistema de válvula hecha con una pelota de ping pong en una botella, y se alejaron impulsados por sus propias piernas.
El FBI llevó a cabo una de las más grandes búsquedas de su historia por los alrededores de la prisión, y en especial en la bahía de San Francisco. En la cercana isla del Ángel, fue hallado una especie de bolso hecho de impermeable, que contenía objetos personales de los hermanos Anglin. Aunque todos pensaban que habían ido dirección a San Francisco, se cree que se dirigieron a esta isla, ya que las corrientes marinas llevaban hacia ella. Las autoridades concluyeron que los reclusos murieron ahogados, aunque sus cuerpos nunca fueron hallados.
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