El 16 de marzo de 1968 las tropas de Estados Unidos lanzaron una operación de búsqueda vietcongs en la región vietnamita de Son My. El segundo teniente William Laws Calley, al mando de su sección, estaba al frente de la operación.
Al llegar a la zona, y a lo largo de cuatro horas, Calley y sus hombres violaron a las mujeres y las niñas, mataron el ganado y prendieron fuego a las casas hasta dejar el poblado arrasado por completo. Para terminar, reunieron a los supervivientes en una acequia. Los pilotos y artilleros vieron cómo Calley disparó su arma contra ellos y ordenó a sus hombres que hicieran lo mismo hasta matar a todos los habitantes de la zona. Las víctimas se estiman 347 y 504.
Oficialmente, el ejército reconoció, unos 120 muertos, de los cuales 90 eran vietcong no civiles y 30 vietcong civiles. Pero en toda la operación se habían incautado sólo tres armas vietcong.
El alférez Calley ciertamente resultó ser un oficial poco preparado y no apto para el mando ya que padecía un evidente retardo mental. Además, no supo aguantar la presión de sus superiores y, como se supo después, decidió cometer una matanza y cuantificar buena parte de los asesinados como enemigos abatidos. Sin embargo, el sistema estadounidense para marcar objetivos contribuyó mucho a casos como éste ya que entre otros elementos, la selección de oficiales se hacía sobre el material humano disponible y no sobre el necesario para el mando.
Aunque el teniente Cally fue juzgado y condenado por los actos de My Lai, sólo permaneció tres años bajo arresto domiciliario pues fue indultado por el presidente Richard Nixon.
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