El 3 de marzo de 1904, siendo presidente del gobierno de España Antonio  Maura se aprueba finalmente la Ley del descanso dominical, una ley, que  con partidarios y detractores, terminaría por imponerse como algo  «normal», y que en sí recuperaba el domingo como descanso, ya que  durante el s. XIX habían sido abolidas todas las leyes medievales que  imponían los preceptos religiosos y prohibían el trabajo en domingo. Fue  (y todavía «es» por precursora) una conquista social, que como todas  las reformas, el reconocimiento vendría posteriormente. 
En las décadas anteriores se había creado en España la Comisión de  Reformas Sociales, y ésta, en 1890 presentó en el congreso la primera  Ley del descanso dominical. La ley no fue aprobada ni en ese año, ni en  los siguiente, no fue hasta el 12 de diciembre de 1903 el día en el que  el congreso aprobó una ley en el que se descansaba los domingos. La ley  se promulgó el 3 de marzo de 1904 y entro en vigor el domingo 11 de  septiembre, de ese mismo año. 
La lógica de las necesidades hacía que no todos los trabajos fueran  iguales, y la ley ,por lo tanto, hacia distinciones entre ellos. Estaba  prohibido trabajar en los periódicos, los comercios. las barberías y los  Ministerios públicos. En cambio estaba permitido trabajar en las  tabernas, en las corridas de toros, en la minería y en la siderurgia.
También habría que añadir que todo aquello que estuviera relacionado con el teatros y espectáculos si estaba permitido. Y tanto estás personas, como aquellas que tenían una obligación de tener que trabajar en domingo, se les tenía que compensar con otro día durante la semana. Así, podemos entender que todos tenían derecho a un día de descanso a la semana, preferiblemente el domingo pero por necesidades podría ser otro.
También habría que añadir que todo aquello que estuviera relacionado con el teatros y espectáculos si estaba permitido. Y tanto estás personas, como aquellas que tenían una obligación de tener que trabajar en domingo, se les tenía que compensar con otro día durante la semana. Así, podemos entender que todos tenían derecho a un día de descanso a la semana, preferiblemente el domingo pero por necesidades podría ser otro.

 
 
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